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sábado, 22 de octubre de 2005

Abucheos Honoris Causa

Desenterrando viejos rencores

Lo que ocurrió en la investidura de Carrillo como doctor honoris causa era más que previsible. De este señor se dice que ordenó unos fusilamientos y personajes con este pasado ya quedan pocos.

Unos abucheos y unos cuantos insultos por parte de un grupo de ultraderechistas es lo menos que le ha podido pasar al político comunista teniendo en cuenta el estado de tensión política en el que se encuentra este país desde que gobierna el polémico Zapatero quien, por cierto, también sabe lo que es ser abucheado.

No hace falta ser ultraderechista para darse cuenta de muchos detalles de tinte político que están aconteciendo desde hace poco más de un año. Además dicen que los que abucheaban al anciano no sólo eran ultras; claro que en este país en cuanto criticas a alguna figura de La Izquierda automáticamente pasas a ser portador de calificativos como facha, fascista, ultraderechista y otras lindezas.

De los ultras, dijo Carrillo "no entiendo cómo los muchachos de hoy pueden hacer suyos los odios de hace 60 años". Estoy totalmente de acuerdo con estas palabras pero ésto hay que decírselo también a los que están de su lado, empezando por el mismísimo presidente del gobierno que no duda en mirar atrás en cada momento, en echar mano de la historia, en enfrentar a unos y a otros, en resucitar la Guerra Civil para vengar a su abuelo.

Es más, conociendo al rencoroso Zapatero, si Carrillo hubiera sido un antiguo miembro del otro bando (el nacional), no tengo ninguna duda de que ya no sólo no habría sido investido doctor honoris causa sino que se habrían iniciado los trámites para condenarle por sus supuestos actos de hace décadas.

A Carrillo le ha tocado a su avanzada edad ser víctima de la crispación política en que está inmerso este país. Es un buen momento para que Zapatero recapacite sobre las repercusiones que está teniendo su talante sesgado.


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