Unos a invertir
y otros a verlas venir
El euro sufrió un notable varapalo ante el resultado del referéndum francés, que lo arrastró su cotización respecto al dólar a mínimos de siete meses. Posteriormente se ha confirmado, con el contundente NO holandés, que la Constitución europea a la que España dijo sí, es papel mojado.
El futuro político de la UE (unión sólo económica de determinados países europeos) es incierto, los americanos se crecen y el euro pliega velas. Poco a poco el dólar acortará distancias recuperando el terreno perdido en estos dos últimos años. Buen momento, por tanto, para hacer inversiones nominadas en dólares.
Las bolsas europeas reaccionan de manera positiva porque la devaluación de una moneda (en este caso el euro) es positiva para las exportaciones; el euro más bajo equivale a precios más bajos y, por tanto a una mayor competitividad de nuestros productos.
Al mismo tiempo, tenemos en España buenos datos del paro que ha disminuido (aunque sea gracias al cutrempleo). Tenemos buenos datos en el sector inmobiliario (calificado por muchos como un motor de la economía) en el que, contra todo pronóstico, la demanda sigue fuerte y los precios en alza (un 15% el último año). Zapatero va a bajar los impuestos a las empresas. Buen momento parece, por tanto, para invertir.
Los inversores están de enhorabuena. Los trabajadores no tanto. Sobre todo la mayoría, o sea, los "trabajadores de segunda", los que sirven a la economía, los que les gustan a los políticos, los que no tienen su futuro asegurado, los que no pueden ahorrar, los que no se pueden comprar un piso.
Zapatero: eres un monstruo.
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