acertado homenaje
Ayer se celebró un homenaje al que fuera presidente del gobierno de España en la llamada "transición". Momentos difíciles para un país en los que este caballero tuvo un logro que con el paso de los años se va reconociendo incluso por quienes defienden otras ideologias políticas.
El logro de Suárez no fue otro que el de alcanzar el codiciado consenso y, con éste, la estabilidad política, la reconciliación y la unidad de España, justo todo lo que hoy se tambalean bajo un gobierno que de momento no ha hecho más que sembrar la polémica y los enfrentamientos entre lo que el propio presidente denomina siempre "la ciudadanía".
Hoy estamos en una situación peculiar en la que la suma de minorías gobierna a la mayoría. Los extremismos se acentúan y, lamentablemente, no hay espacio para un partido de centro.
Su política económica pudo no ser tan brillante como la de la legislatura del Partido Polpular (impecable Rodrigo Rato) pero lo bueno que tenía Suárez es que no era hombre de partido y trabajaba por los valores democráticos. Quizá por ello le dejaron solo en un escenario que ya tenía síntomas de ser excesivamente partidista.
Ahora lo que se lleva no es el político al servicio de la sociedad sino el politiqueo ramplón, el de gobernar al precio que sea. A ésto hay que añadir las nuevas facetas de la política actual entre las que destaca el márketing. Ese compendio de cosas como el "manual de lo políticamente correcto" (que nada tiene que ver con los valores de la sociedad), el falso (por lo sesgado) talante, la demagogia, la creación de marcas y pantomimas varias (como "ZP", "los sabios"...) y, muy importante, la sonrisa. Que no falte.
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viernes, 10 de junio de 2005
Adolfo Suárez
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zETApé el Gafe necio es el nuevo Fernando VII
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