Últimamente el gobierno está demasiado preocupado por nosotros. Por la ciudadanía. Si no nos dejan fumar en lugares públicos, es por nuestro bien. Si no nos dejan circular a más de 110 es por nuestro bien. Si nos suben los impuestos, también es por nuestro bien. Evidentemente esto se lo creen 2 de cada 10 españoles.
Sin embargo, nadie nos pregunta qué entendemos nosotros por “nuestro bien”. Sería bueno que hicieran unas elecciones generales para que no eligiéramos al encargado de gobernar (y de decidir en cada momento qué es bueno para nosotros y qué es malo) sino lo que realmente queremos y, después, proceder a elegir al candidato que esté dispuesto a satisfacer nuestras necesidades que para eso somos los ciudadanos los que ponemos el dinero.
Al hilo del tema, llama poderosamente la atención el proteccionismo que tiene la banca privada. Que dentro de poco será toda la banca. Los gobiernos de varios países, incluido España, han ayudado económicamente a la banca con la excusa de que si el sistema financiero se hunde, nos hundimos todos. Esto no es propio de economías de mercado. Esto es hacer trampa porque no todas las empresas privadas gozan de ese beneplácito y normalmente cuando alguien gestiona mal su negocio, éste se va al garete.
No es de recibo que un gobierno esté ayudando a un banco porque “su beneficio ha caído” o porque “su beneficio ha crecido menos que el año anterior”. Los bancos son el negocio de la historia y no se concibieron para perder dinero. De hecho, no hay bancos que arrojen pérdidas y si los hay es por una gestión nefasta y porque detrás hay personas que se han llenado los bolsillos.
Y digo todo esto porque me parece mal que en España no sea suficiente la entrega de un inmueble (el que está en garantía) para saldar la deuda (hipoteca) con el banco. Caundo cambien las leyes que regulan este asunto podremos decir claramente que han hecho algo por nuestro bien. Y por los bancos no nos preocupemos que seguirán siendo un negocio rentable.
Si el banco no hizo bien su estudio de riesgo, es su problema. Los bancos se han dedicado a sobrevalorar inmuebles y a ofrecer a sus clientes más de lo que valían esos inmuebles ya de por sí sobrevalorados y, por supuesto, más de lo que el cliente podía pagar. Si los inmuebles hubieran seguido creciendo un 10% al año, los bancos seguirían con esta práctica voraz quitándose los clientes los unos a los otros. Pero cuando el mercado ha dicho basta y la morosidad se ha colocado en su cota más alta, han cerrado el grifo y han pedido ayuda a papá Estado.
Los políticos, que al fin y al cabo son los que nos gobiernan. No van a cambiar las leyes. De hecho, sólo políticos retirados o políticos sin posibilidades de gobernar defienden la idea de cambiar la ley en el sentido de que la entrega de la casa sirva para pagar la hipoteca.
Y es que los políticos reciben favores de los bancos así como los bancos han de recibir favores de los políticos. No cabe duda.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario