Si el Spam es al correo electrónico no nos queda otra que marcar el correo como Basura. En este sentido, lo que mejor me funciona a mí es Gmail (donde lo puedo marcar) integrado con Mozilla Thunderbird (donde también lo puedo marcar) . Aunque supongo que habrá otras alternativas igualmente eficientes.
Si el Spam es telefónico, se trata de hacer la guerra a las empresas de telemárketing para que dejen de ser rentables. Estas empresas facturan por objetivos y les interesa que sus trabajadores emitan muchas llamadas y que estas tengan resultados. Su productividad se mide en número de clientes conseguidos por hora. Para ganar esta guerra, lo que debemos intentar es que los teleoperadores pierdan el tiempo. Cuando nos suene una de esas llamadas molestas a la hora de comer, el procedimiento es contestar el teléfono y cuando pregunten por el titular del teléfono decir “espere un momento, por favor”. Luego volvemos a la mesa y seguimos comiendo hasta que se cansen y cuelguen.
En lo relativo a esas llamadas que a veces recibimos y que nos cuelgan, se trata de sistemas automáticos que pretenden hacer una estadística de las mejores horas para llamar a las casas; para anular esta práctica, si al coger el teléfono no oyes ruido de fondo pulsa repetidamente almohadilla (#) y esto confundirá a la máquina.
Y, finalmente, si el Spam es por correo ordinario, éste suele venir acompañado de una carta de retorno a franquear el destino. Si no os interesa la oferta y esta es muy repetitiva (por ejemplo, Carrefour nos envía todos los meses junto con el extracto de la Visa Pass un contrato en el que nos concede 6000 euros YA a un interés abusivo) lo que hay que hacer es devolver ese sobre vacío para que les cueste dinero molestarnos. También caben ideas imaginativas como introducir en ese sobre otras propagandas o mensajes de aliento para el pobre que tiene que abrir el sobre…
Igual un día conseguimos que toda esta gentuza arroje la toalla.
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