Votar o no votar

esta es la cuestión

A pesar de que los inmigrantes ya pueden votar en las municipales, en 2007 se ha registrado menos afluencia de votantes que en 2003. Y eso que no hace un tiempo soleado que invite a otras opciones como irse al campo a disfrutar de un cálido Domingo.

Es evidente que cada vez nos interesa menos quién salga elegido en los comicios, sobre todo si hablamos de elecciones locales o autonómicas. Yo, concretamente, estoy en casa muy cómodo. Acabo de ver el Gran Premio de Mónaco y ahora paso un buen rato en Internet. Me da mucha pereza ir a votar al colegio electoral que tengo a 3 minutos de casa y aún no sé si lo haré.

Al fin y al cabo, salga quien salga, mi vida no va a cambiar sustancialmente. De hecho, si al final decido acudir a la urna, votaré al PP pero sólo por un motivo que nada tiene que ver con el programa electoral: Zapatero no me gusta (siempre me ha parecido un papanatas, demagogo y vendedor de crecepelo) y, por extensión, el PSOE me parece una opción muy mala, estandarte de la tontería que hay en este país.

Por otro lado soy reticente a votar a Gallardón quien me parece un gran político pero que me ha perjudicado personalmente con su política y sus gastos innecesarios (no por lo práctico sino por lo suntuoso) que se traducen en más impuestos. Esperanza Aguirre sí me gusta (por su política liberal tendente a la bajada de impuestos) pero opta por una presidencia a algo que no me gusta: las Comunidades Autónomas, fuente inagotable de despilfarro, de un gasto público que a mi entender debería centralizarse en el Estado. Comunidades Autónomas... excusa ideal para que determinados territorios pretendan separarse de España...

¿Voto para castigar a Zapatero? ¿No voto para decirle a Gallardón que me ha perjudicado? ¿Voto a Aguirre que me gusta pero que va a presidir algo que no me gusta? Menudo dilema.

Ya os contaré qué hice al final.

Bancos y Promotores

La que se avecina

Compré una vivienda en construcción y a la entrega de llaves tengo la opción de subrogarme a una hipoteca preconcedida que en principio está a nombre del promotor. Me dijo éste a la firma del contrato original que mi situación económica no importaba, que el banco no me podía denegar el préstamo incluso aunque yo en ese momento estuviera en el paro. ¡Ningún problema!

Ahora me estoy temiendo problemas. Los tipos de interés han subido. Tanto, que hace 3 años la cuota prevista rondaba los 700 euros y ahora serán 900. Si los bancos suelen pedir que ganes el triple de lo que pagas, entiendo que si gano menos de 2.700 euros al mes (es mi caso) me pedirán avales o algo por el estilo. En ese caso, tendré que pedir al promotor (¡ningún problema!) que me avale, digo yo. No pretenderán que moleste a algún familiar.

Yo en principio me creí lo que, en su afán de vender, me dijo el promotor: “no te preocupes que si no pagas te embargan la casa”. En efecto, tiene lógica pero la realidad no es así. El banquero siempre te dirá que su negocio es prestar, no acumular inmuebles.

Los bancos son unos grandes estafadores y, como tales, nunca dudarán en soltar tópicos del tipo: nuestro negocio es tomar dinero prestado (depósitos) para prestarlo (préstamos). Esto está muy bien contárselo a un estudiante de económicas en el tema 1 de Sistema Financiero mediante la conocida "fábula del orfebre" para que sepa cómo nacieron los bancos.

Sin embargo los bancos han evolucionado y, manteniendo la usura de siempre, hoy se sitúan en los sectores más importantes de la economía (energético, inmobiliario, etc). Es por ello que si el Banco me embarga mi apartamento valorado en más de 100 unidades monetarias por no pagar yo 80 unidades, el banco está haciendo un negocio redondo porque pronto obtendrá 20 unidades más de lo que prestó a través de alguna de SUS inmobiliarias.

Dicen que se avecina crisis económica en España. Dicen que la subida del euribor puede ser el detonante. Yo, visto lo visto, me lo creo.

Eurovisión 2007

tras el telón de acero...

Creo que no me equivoco su digo que lo mejor es lo que más vende, lo que compra el gran público. En música no podemos decir lo contrario. Muchos discreparán pero creo que si se trata de ser objetivo hay que decir que lo que gusta a las masas es mejor que lo que sólo gusta a las minorías.

Si nos fiamos del resultado del último Festival de Eurovisión, a partir de ahora quienes van a partir el bacalao en la industria musical van a ser los países del Este de Europa. De las quince primeras canciones clasificadas, doce pertenecen a la Europa del Este.

Lo raro es que, a bote pronto, no sabría enumerar 3 artistas o grupos punteros más allá del extinto telón de acero. Los grandes de la música europea, archiconocidos a nivel mundial, siguen siendo (por citar sólo unos pocos) los Beatles, los Rolling, Elton John, Phil Collins, U2, Eros Ramazzotti, Laura Pausini, Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Mecano, Scorpions, Abba, Roxette, etc, es decir, la música comercial siempre ha estado, y está, en los países occidentales y los nórdicos.

Una de dos: o la música del Este se ha convertido en la rehostia de la noche a la mañana pillándonos a todos fuera de juego o el Festival de Eurovisión está adulterado y, como ya hicieran los italianos, lo mejor es irse y dejar que se sigan votando los unos a los otros riéndose del personal.

Y es que salvo excepciones como la de la niña prodigio rumana, Cleopatra, o los booms esporádicos como el Dragostea Din Tei del grupo O,Zone, lo de aquellos lugares remotos, con todos mis respetos, sigue oliendo a rancio.

PD: no os perdáis a Cleopatra

Competición Electoral

el ganador, al final del túnel

Aunque parezca mentira, las obras más importantes de Madrid han concluido. Inmensos túneles, líneas de metro y demás infraestructuras para favorecer nuestra movilidad están funcionando días antes de que se celebren las elecciones. Todo sea por tener contento al electorado, sobre todo a ese sector que tanto se quejaba de la obra que tenía a 20 metros del portal de su casa.

Ahora sólo queda que en estos días el alcalde nos deje aparcar en los barrios residenciales de la periferia sin ponernos una multa. Voy a hacer la prueba: aparcaré en el Barrio del Pilar, que está al lado del mío, 3 días antes de las elecciones sin pagar parquímetro a ver qué pasa.

Por cierto, gane quien gane, si no quita los parquímetros, que haga el favor de ponerlos en todo Madrid porque estoy hasta las pelotas del efecto frontera. En mi barrio es más difícil aparcar a las 11 de la mañana que por la noche, que ya es decir.

Entretanto, el candidato socialista ha dicho "sólo se dejarán aquellos parquímetros que contribuyan a mejorar la movilidad, como los del centro". Yo, sinceramente, no me lo creo. Por un lado, es la baza clara que tiene que jugar. Por otro, con la pasta que nos están sacando con estos artefactos, a ver quién es el listo que los quita. ¿Cómo va a pagar si no la deuda que tiene ahora mismo el Ayuntamiento?

El Ladrillazo

el problema español más grave

Una persona que en abril de 2006 pagaba 600 euros de cuota por su hipoteca a 25 años paga hoy cada mes 670 euros. Un 15% más en 12 meses. Si a esto añadimos que el precio de la vivienda ha subido el último año un 7%, nos daremos cuenta de que la vivienda ha subido un 22% en el último año.

Antes este panorama tan desalentador y como respuesta a un gobierno que se vanagloria de haber conseguido que la subida del precio de la vivienda se ralentice, el sábado se volvieron a organizar marchas en contra de lo que ya todos conocemos como “ladrillazo”, un fenómeno considerado por muchos el principal mal de este país. Estamos ante un problema al que nadie pone remedio.

En medio de la especulación, factor que se apunta como la verdadera causa del problema, está la financiación de los ayuntamientos. En efecto, hay muchos ayuntamientos que se nutren del suelo. El problema no va a acabar hasta que no se liberalice el suelo y esto no será posible a menos que se busquen vías alternativas para que muchos ayuntamientos obtengan sus recursos. El político que logre la fórmula para conseguirlo, acabará con un proceso de subida de precios que hasta la fecha sólo ha sido frenado por la escalada de los tipos de interés, lo cual nos deja como estábamos o peor.