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sábado, 6 de mayo de 2006

La energía...

...y la mala prensa

No cabe esperar en ningún país del mundo desarrollo económico si no se dispone de energía abundante, barata y de buena calidad. Habida cuenta de las restricciones eléctricas acaecidas en España, que el carbón es caro (teniendo en cuenta que su alto contenido en azufre –muy contaminante para la atmósfera- requiere incurrir en costes para depurarlo) y el encarecimiento sufrido por el petróleo en el último año, ¿qué nos queda?.

El petróleo sigue subiendo y se acerca a la frontera psicológica de los 100 $ por barril. En ese momento saltará la alarma y se podrá declarar oficialmente que el mundo está en crisis. Es lamentable que 33 años después de la crisis del 73 podamos volver a caer en los mismos errores. Las tecnologías han avanzado de manera increíble (pongamos como ejemplo Internet, algo impensable hace 30 años, entre otros muchos avances que hemos tenido) pero no se ha avanzado prácticamente nada en el asunto de la energía.

Para colmo, el desastre de Chernobyl supuso un precedente clave
para descartar como alternativa al petróleo la energía nuclear. Lo que ocurrió en aquella central nuclear fue un grave accidente motivado por varias causas. Se apuntan motivos como que la central estaba mal hecha o que los responsables del mantenimiento mostraron gran ineptitud saliéndose de los protocolos de seguridad y poniendo a la central en una situación inestable que se convirtió en el desastre que todos conocemos: miles de personas de una zona muy amplia expuestos a residuos de alta intensidad (que son los realmente peligrosos y se almacenan sólo en centrales nucleares).

Por si fuera poco, tenemos que ver en televisión reportajes tan sensacionalistas como carentes de rigor. Fue el caso el otro día del programa “de investigación” de Mercedes Milá quien llegó asegurar que "tenemos un Chernobyl en el centro de Madrid", refiriéndose al CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), que, al parecer, continúa guardando residuos nucleares peligrosos en una nave de Madrid cercana a Ciudad Universitaria en unos sospechosos bidones. Hace falta ser mamarracho para afirmar que unos cuantos contenedores con residuos de baja intensidad (material que simplemente ha estado en contacto con radiación guantes, jeringuillas, líquidos inmovilizados en cemento, etc) son una bomba en el corazón de la capital o un cementerio nuclear… En definitiva, el supuesto trabajo “de investigación” de la periodista es una exageración repleta de mentiras, testimonios manipulados y barbaridades absolutas.

Según el economista Juan Velarde, “el cese nuclear decidido en 1982 nos hace más dependientes del exterior y desde entonces nadie parece tener en cuenta que lo nuclear es lo único que no contamina directamente a la atmósfera”. Además añade “puestos a prever catástrofes, los deshechos radiactivos no deben generar una alarma tan considerable como la vinculada a la que se puede derivar de las otras fuentes de energía […] Según están las cosas, un atentado terrorista a un buque metanero durante el atraque para una descarga de gas en un muelle próximo a una población también supondría enormes daños y no por ello se ha abolido el uso del gas como energía”.

En efecto, las economías se han dormido en los laureles y, nos guste o no, a día de hoy una alternativa al petróleo se llama energía nuclear. No con esto estoy diciendo que haya que construir más centrales pero debe considerarse que si nuestro problema es la falta de energía no tiene sentido cerrar las que hay. La energía que estaba dando Zorita ahora la tendremos que comprar, presumiblemente a los franceses.

Ante el problema energético que ya tenemos y que irá aumentando los dirigentes deberían actuar, tomar decisiones, resolverlo. Pero de momento sólo aguardan, esperan acontecimientos. Lo mismo ocurrió en 1974, tras la famosa "crisis del petróleo". Todo fueron buenas palabras e intenciones para buscar fuentes de energía alternativas pero, como digo, han pasado más 30 años y seguimos igual.


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