todos los paletos...
...fuera de Madrid
Dentro de poco veremos prácticamente todo el municipio de Madrid lleno de parquímetros. La consigna es clara: a pagar todo el mundo. Todo el mundo que pueda, claro. Al ya elevado impuesto anual que tenemos que pagar por circular ahora hay que sumar otro por poder estacionar en nuestro barrio residencial y habrá que sumar también los precios que tendremos que pagar por aparcar en el barrio de al lado cuando tengamos que ir a visitar a algún amigo.
El caso es que las zonas verdes y azules (de estacionamiento de pago) ya llegan a los barrios residenciales de nuestro municipio, incluso a zonas que se salen de la circunferencia que describe la M-30. Al margen de que el modelo Gallardón es a todas luces elitista y trasluce un descarado afán recaudatorio, a todos nos surgen algunas DUDAS:
1) ¿Qué sentido tiene poner parquímetros en un barrio residencial?. La gente que suele tener el coche aparcado en la calle, cerca de casa, de lunes a viernes porque ya hace tiempo que utiliza el transporte público para ir a trabajar ya que así evita los parquímetros del centro y los atascos. Ahora tendrá que pagar más de 20 euros al año por poder dejar el vehículo estacionado en su propia casa.
2) ¿Se llevará por fin la grúa las decenas de coches abandonados que llevan años ocupando las calles de nuestros barrios?. Imagino que sí pero hasta que eso ocurra, ¿le pondrán al propietario una multa por hora?. Me temo que ese hombre se arruina o acaba en la cárcel. Y, a la hora de retirarlos, ¿qué hará el Ayuntamiento con tantos coches? ¿dónde irán? ¿a un almacén? No creo que haya sitio para tantos... ¿al desguace?... ¡Conteste, Gallardón!
3) Tema talleres. En los barrios suele haber talleres en cuyo interior caben uno o dos coches; el resto tienen que estar aparcados en la calle. ¿Qué va a pasar cuando al mecánico se le acumulen 8 clientes que no son del barrio y no tienen la tarjeta? ¿quién va a pagar esas multas?...
Se trata de que Madrid sea un lugar donde sólo podamos acudir en transporte público y con un único fin: trabajar. La consigna es clara: vivir en Madrid es caro porque el alcalde nos cobra impuestos por todo… Gallardón nos está invitando a emigrar a otros municipios, a que vivamos lejos. No habrá más remedio que comerse los atascos de entrada y salida a la ciudad para luego coger algún medio de transporte público donde a buen seguro iremos hacinados.
Somos muchos los que nos sentimos defraudados por este alcalde. Los que habiéndole votado en las pasadas elecciones no le votaremos en las siguientes movidos por nuestra aversión a la presión fiscal o, lo que es lo mismo, el ataque de los gobernantes a nuestros bolsillos, lo cual es más bien propio de la izquierda.
Sr. Gallardón, tenga cuidado. Va a perder las próximas elecciones. Sus votantes no son tan incondicionales ni tan fanáticos como los de Rodríguez, que dicen sí buana a todo. A usted sólo le están pidiendo una cosa: que no les toque el bolsillo.
Se va a armar gorda.
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