El gran fallo de nuestra Constitución
Está claro que un gobierno centralizado ahorraría impuestos a los ciudadanos, sería más eficaz y evitaría la aparición de multitud de cargos políticos a los que tenemos que mantener (cuya honradez en todos los casos, sin excepción, es más que dudosa). Tenemos que soportar un despilfarro innecesario por culpa de las autonomías para que muchos puedan tener lo que llaman "su identidad", un alto precio que repercute en los bolsillos de los todos los contribuyentes.
La idea de autogobierno no implica solidaridad y se fundamenta en el más puro egoísmo. En algunos casos la envidia (a la capital) también tiene especial protagonismo y está detrás de estos secesionistas que han irrumpido en el panorama político. Lo que llama la atención es que el gobierno de Zapatero esté dejando entrever la posibilidad de cambios en la Constitución pero justo en el sentido inverso al que planteo, en el sentido de acrecentar el problema del despilfarro, la ineficacia y las corruptelas propias de todo político actual.
Se está cediendo, en resumidas cuentas, a la presión y al chantaje de los nacionalismos sin ponderar las repercusiones futuras en la economía del país y de los que lo financiamos con nuestros impuestos.
Seguramente esta visión, basada en criterios eminentemente prácticos y económicos, será vista por muchos como una "ideología política de derechas" pero nada más lejos de la realidad. Precisamente la derechona de toda la vida es nacionalista y, de hecho, está recomendando el "no" a la Constitución Europea, igual habría actuado Franco, con el fin de que España se desmarque de la UE. Exactamente lo mismo que quieren hacer los nacionalistas vascos o del tripartito catalán con España.
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