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jueves, 2 de noviembre de 2006

Pobres Catalanes

¿gobernará el perdedor?



Los políticos son unos expertos en disimular sus fracasos. Así, después de las elecciones siempre vemos a vencedores y vencidos risueños destacando el lado bueno del resultado. El maestro en estas lides es el tal Llamazares que, tras las últimas elecciones generales en las que su partido obtuvo bastantes menos escaños que en anteriores comicios, no paraba de lanzar mensajes de optimismo a sus incondicionales. Ello no fue suficiente para que su partido se ganara el cariñoso calificativo de Izquierda Hundida.

Ayer ocurría lo mismo en Cataluña. Carod Rovira (2 escaños menos) brindaba con cava, Piqué (1 escaño menos) sonreía y Montilla (5 escaños menos) levantaba el brazo entre palmas pese a la pérdida preocupante de votos y el consiguiente fracaso del PSOE (que esperemos que sea el anticipo de lo que puede ocurrir en las elecciones generales para bien de todos). A juzgar por las imágenes ofrecidas en las distintas televisiones, nadie habría adivinado el vencedor, que no era otro que Artur Mas de CiU. Claro que con el sistema de votos que hay en España mucho me temo que la posibilidad de que el Sr. Mas gobierne esa mininación llamada Catalunya es bastante remota y es que desde hace tiempo esta Comunidad Autónoma parece una casa de putas.

En efecto, los catalanes tienen la desgracia de no saber quién será su presidente y es que los pactos que pueden surgir de diversas negociaciones serán los que lo decidan. Como ocurriera en la anterior ocasión, fue el segundo más votado el que gobernó, situación muy diferente a la que se daría en países más avanzados como Estados Unidos.

Y, por si fuera poco, se da la circunstancia de que esta vez el segundo más votado no es alguien que despierte la simpatía de muchos. Estamos ante el impresentable Montilla, ese que pasó por el Ministerio de Industria con más pena que gloria mostrando una ineficacia absoluta y dejándonos en evidencia ante la Unión Europea. Sin duda España ganó cuando este tipejo se fue del Ministerio pero ahora los catalanes corren el riesgo de ser presididos por semejante elemento.

Que sea lo que Dios quiera.


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