D.E.P.
Como somos muchos, cada vez más, no tenemos ocasión de conocer a todos nuestros conciudadanos. Esto sólo es posible en los pueblos de pocos habitantes. Sin embargo, hay personas que trascienden más allá de sus círculos porque son conocidas, porque salen en las revistas y en la tele.
Hay muchas maneras de ser conocido: desde el que tiene una aventura amorosa con un famoso hasta el que destaca sobre los demás en algo y alcanza el reconocimiento de todos por sus logros profesionales. Fue el caso de Paquito Fernández Ochoa, quien fue el primer esquiador español en conseguir una medalla de oro olímpica, en la ciudad de Sapporo, en 1972. Sin embargo yo no destacaría esta faceta aun reconociendo que gracias a ella fue conocido y famoso. La grandeza de paquito estaba en su persona.
En la viña del señor hay gente buena, gente normal y gente mala. Paquito era muy buena gente, era de esas personas que sólo con mirarla te das cuenta de su bondad. Sin duda, sus vecinos de Cercedilla le conocían y por ello son muy afortunados. El resto tuvimos la suerte de conocerle por los medios de comunicación y creo que es menester agradecerle el ejemplo que ha dado.
Con la de gentuza que hay por ahí suelta, al ver a personas como Paquito uno piensa que si todo el mundo fuera como él tendríamos un mundo mucho mejor.
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