No debemos confundir la crisis de 2007 con la de 2011. La primera está vinculada a la llamada “burbuja inmobiliaria”, esa que algún día se tenía que pinchar. Y la segunda crisis es la que ahora vivimos, la Crisis de la Deuda Pública de ciertos países de la UE que, por amenazar la estabilidad del Euro, también se denomina “Crisis del Euro”.
La crisis de 2007 tuvo como detonante la quiebra de Lehman Brothers en 2008. Esta empresa crediticia había resistido una guerra civil, la crisis bancaria de 1907, muy parecida a la actual, también sobrevivió a la crisis económica en Estados Unidos conocida como el Crack de 1929, a escándalos en el trading de bonos, a colapsos en Hedge Funds, pero no ha superado la crisis subprime de 2008, siendo con un pasivo de 613.000 millones de dólares la mayor quiebra de la historia hasta el momento. Hablamos de concesión de préstamos, en su mayor parte hipotecarios, sin evaluar con rigor el riesgo de impago con el resultado que todos conocemos: En España, concretamente, los bancos alimentan la escalada de precios de la vivienda concediendo préstamos a todo hijo de vecino hasta que los elevados niveles de morosidad cortan el grifo y se rompe la baraja.
La crisis de 2011 es otra crisis. Es la que se crea cuando se ha gastado más de lo que ingresaba durante mucho tiempo recurriendo a la emisión de títulos de deuda pública. Como puede ocurrir en cualquier economía doméstica de quien vive por encima de sus posibilidades, la deuda va creciendo y cada vez son menos los que te prestan dinero a tipos de interés razonables. Llega un momento en que no eres de fiar y tienes que acudir a prestamistas del tipo Cofidis pagando 3 veces más. Este fenómeno afecta a países como Grecia, Portugal o España. En nuestro caso, hemos tenido un gobierno que ha gastado sin mesura y ha caído en frivolités como regalar 400 euros a los contribuyentes cuando la crisis de 2007 ya estaba ahí aunque se negaba su existencia.
Llegados a este punto sólo hay dos soluciones: Recortar Gasto o crujirnos a impuestos a los pocos que quedamos con trabajo porque, digan lo que digan nuestros políticos, los ricos son 4 y nadie les puede echar el guante.
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