La economía se mueve por expectativas y éstas no podían ser peores en estos momentos. El Euro se tambalea y, con él, todo el sistema financiero.
Las economías más endeudadas, como la española, están en una situación crítica. No hay duda de que si tuviéramos todavía la peseta ya habríamos sufrido varias devaluaciones en el último año. Pero tenemos euros en los bolsillos y lo de devaluar ya no vale. Ahora hay que apechugar con la que está cayendo y eso se refleja con la inevitable subida de los tipos de interés de nuestra deuda, lo que llaman prima de riesgo.
Sólo un cambio de expectativas nos sacará de este círculo vicioso que nos lleva a la ruina. Nos guste o no las economías de los países punteros son capitalistas y en ellas es fundamental el sistema financiero. El capitalismo hace posible que la gente viva por encima de sus posibilidades gracias al crédito y esto ha funcionado hasta nuestros días pero hoy nos surge la gran duda: ¿Y si no salimos de ésta?
Si bien la parte buena del capitalismo ha sido la de conseguir mayores ritmos de crecimiento y una distribución de la riqueza desigual pero con un elevado nivel de bienestar plasmado en una clase media razonablemente numerosa, la parte mala es que está basado en lo intangible, en el crédito: me he comprado un piso de 300.000 euros pero no tengo ese dinero, me puedo comprar un coche de 30.000 sin necesidad de estar 4 o 5 años ahorrando, incluso puedo hacer la compra sin mirar mucho los precios porque tengo una tarjeta con la que pago una cuota fija todos los meses...
El gran miedo es que este "chollo" se haya acabado. La desconfianza es la clave. Lo que se nos viene encima es preocupante hasta tal punto que los que tienen dinero empiezan a sacarlo del banco o a depositarlo en bancos extranjeros. Este proceso puede ser la puntilla para el sistema financiero de muchos países, entre ellos España. Y es que en estos momentos el poder no lo tienen los gobiernos sino los que tienen la pasta.
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