De momento poco o nada ha hecho el gobierno para que las
cosas cambien. Primero, han ido a lo fácil obligándonos a rascarnos el bolsillo
con la subida del IRPF. Y muchos nos tememos más pronto que tarde una subida
del IVA con la excusa de que hay que igualarse con otros países europeos. Después,
han acometido la esperada reforma laboral en la que lo único que vemos es mayor
facilidad para despedir a gente. Esto puede que mejore la productividad pero,
desde luego, no crea empleo sino que favorece la sustitución de unos
trabajadores por otros.
La reforma está pensada para que el típico cincuentón acomodado
en su trabajo espabile o, de lo contrario, pueda ser sustituido por un joven
con más ilusión. Pero esto no arregla el problema. El cincuentón, que tendrá
casi imposible recolocarse, pasará a cobrar el desempleo, primero en forma de
prestación y luego en forma de subsidio, lo que supone un gasto para el Estado.
El joven, un día será cincuentón y correrá la misma suerte.
Para crear empleo, se trata de que la empresa en la que está
el cincuentón crezca y necesite contratar más gente sin necesidad de echar a
nadie. Para que la empresa crezca, es necesario que haya más clientes y, en el
mundo que vivimos actualmente, no sólo
hay que mirar a los clientes de aquí sino a los de fuera. Hay que fomentar en consumo interno (bajando los impuestos) e incentivar las exportaciones.
Los españoles, seguimos esperando básicamente 3 cosas que no
terminan de llegar:
1) Reducir las Administraciones Públicas eliminando cargos
inútiles y duplicidades. A mi juicio, lo mejor sería quitar todas las
competencias a las comunidades autónomas y, por qué no, hacer que
desaparezcan. Cuanto más pronto mejor. Y el que no quiera ser español, que se
vaya con su deuda a otra parte.
2) Reformar el sistema financiero para que de una vez haya
crédito. Esta es la clave para reanimar la economía. El crédito fomenta la
demanda y facilita la creación de empresas.
3) Hacer un guiño a los sufridos contribuyentes retirando
definitivamente ciertas ayudas y subvenciones. Por ejemplo, a partidos
políticos y sindicatos, los cuales deben financiarse con las cuotas de sus
afiliados. Pero siguiendo con todas esa ristra de subvenciones a organismos y
asociaciones de toda índole donde hay miles de individuos viviendo a la sopa
boba costa de nuestros impuestos.
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