Cuando yo estudié, el decano de mi Facultad era un tipo muy de izquierdas apellidado Berzosa (que más tarde sería rector de la UCM, apodado "el rector rojo") y en esas aulas enseñaban profesores muy afines al comunismo y, los más moderados, a la social democracia. Pero en aquellos años fue precisamente cuando estaba cayendo el telón de acero por la Europa del Este y ni siquiera estos señores pudieron negar el rotundo fracaso del sistema comunista, de hecho nos explicaron todos sus fallos, corruptelas incluidas, con la clara conclusión de que el capitalismo es el sistema que tenemos en Occidente donde se vive mejor, un sistema capaz de crear riqueza, en mayor o menor medida en función de la coyuntura económica, un sistema, eso sí, mediante el cual los ricos cada vez serán más ricos y los pobres cada vez más pobres pero, que pese a todo, es el sistema "menos malo".
Es más, mi primer voto cuando tenía 19 años, fue para Julio Anguita, tipo que siempre me pareció simpático, amable y fiel a sus ideas. Luego ya no, evidentemente. La idea de un gobierno capaz de conseguir que todos seamos iguales no tiene ni pies ni cabeza, entre otras cosas porque ni todos somos iguales ni obramos de la misma manera.
De todas formas, tampoco hay por qué estudiar para saber ciertas cosas. Creo yo que casi todos sabemos qué es una cartilla de racionamiento o un corralito financiero. No hay más que oír la radio, ver la televisión o leer la prensa que por internet es gratis. También lo cuentan las películas, a quien le guste el cine. A poco que pensemos un poco y atemos cabos, cuando nos hablan de racionamiento, escasez, corralito, podemos asociar estos conceptos a determinados países. Lo que no sé si la prensa deja claro es que Cuba es comunista, que Venezuela es comunista y que Grecia es comunista o si sólo se limita a decirnos lo pobres que son los cubanos, las horas de cola que hay que hacer en Venezuela para comprarse una camisa o la impotencia que siente un griego cuando va al cajero automático y no puede disponer del dinero que ha ahorrado. Realmente, oigo poco la palabra comunista en los medios.